Lo he comprobado con creces y puedo decirte que en definitiva la hay.
Te platico mi última experiencia de estrés y sobrepeso: Llevo más de un año en el nutriólogo, pero en vez de bajar de peso, subí.
No entendía porqué si llevaba la dieta como me decía, trataba de hacer caminatas, trataba de tomar agua natural…
Mi nutriólogo me dijo, «deja de estresarte por el peso, lo importante es estar saludable, el resto se acomodará, sigue adelante y no desistas».
Los que me conocen saben lo persistente que soy, hoy llevo casi 3 meses que perdí 3 kilos y estoy contenta por eso.
3 kilos de estrés que pude quitarme gracias a unas vacaciones donde olvidé la báscula, comí con responsabilidad y placer, me divertí y me relajé.
Este último mes y medio no me pesé sino hasta hoy, incorporé la meditación, yoga y defensa personal en mis actividades semanales ¡¡¡y vaya que hace maravillas la actividad física!!!, disfruto lo que como, cómo me veo y siento, dejo pasar el estrés de largo y valoro mi trabajo personal e interior.
Si bien es importante cuidar nuestra alimentación, el ritmo de vida que llevamos puede conducirnos a picos de estrés que nos ponen todo el tiempo a la defensiva, esperando un ataque imaginario de nuestra lista de pendientes o del ordenador.
Porque el inconsciente no diferencia entre un peligro imaginario y uno real por lo que almacena recursos y energía para huir o atacar.
Por ello, por más dietas rigurosas que llevemos, (que por supuesto que pueden incrementar nuestro estrés por las calorías a consumir), no controlaremos de forma saludable nuestro organismo sino encontramos esa paz, tranquilidad y serenidad que requerimos para soltar y liberarnos de aquello que no nos es útil, incluyendo los kilos de más, el exceso de grasas y de toxinas.
Los beneficios son inmediatos: noches de descanso reparador, mejor conciencia en el autocuidado, mejor humor, aumento de energía y bienestar personal.
Trata de vivir no a través de la báscula o el peso, sino a través del amor a la comida y a la vida.
Disfruta de todos esos momentos y hazlos valiosos, que es lo que realmente nos llevaremos al terminar nuestros días.
Demos gracias inmensas al universo por permitirnos darnos cuenta a tiempo y seguir aprendiendo.
Namasté.
— Aline Sosa
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